Ética y sexualidad: escucha, reflexión y diálogo.
Esta idea pertenece a la Fundación Purísima Concepción, Hermanas Hospitalarias, Granada (Plena inclusión Andalucía). Su persona de referencia es Angi Burgos Pulido, psicóloga del Colegio y miembro de la comisión de Ética de esta entidad.
Los objetivos de esta idea son:
- Comprender la importancia de aunar criterios a la hora de abordar la sexualidad de las personas con discapacidad intelectual.
- Acercar las posiciones morales desde el la escucha y el diálogo, basándonos en el modelo biográfico profesional.
- Dar una respuesta coherente, consensuada e individualizada en cada caso.
- Disponer de una herramienta práctica que nos permita dar respuesta concreta desde una visión de conjunto.
La necesidad de abordar la educación afectivo-sexual en nuestra Fundación surge fundamentalmente al observar, tras la recogida y análisis sistemático de datos, como distintos profesionales actuaban de forma diferente ante la misma conducta desadaptada en función de sus propios criterios morales, así como el número elevado de conductas afectivos sexuales desadaptadas que se registraron en tan solo tres semanas. Se evidencia la falta de materiales que facilitasen esta primera actuación, ese paso intermedio, desde que la conducta es observada hasta el inicio de un programa educativo, donde debe existir unanimidad de criterios a la hora de permitir o no la conducta, y un procedimiento claro de actuación. Un espacio de escucha, reflexión y diálogo.
El diseño de la buena práctica se gestó en la comisión de ética creada en nuestra Fundación, la cual se impulsó (la buena práctica) con la pasación del registro de conductas afectivo sexuales, su posterior extracción de conclusiones, y a partir de este momento se crea la “guía de criterios orientativos a la hora de abordar las conductas afectivo sexuales en personas con discapacidad intelectual”. Con la aprobación del Comité de Ética de las Hermanas Hospitalarias.
La comisión va incorporando a la guía las modificaciones que los distintos profesionales y usuarios-as nos sugieren, para ello han dispuesto de un apartado de observaciones una vez conocida la guía. La guía no fue solo entregada sino explicada con distintos recursos didácticos, y con la ayuda de dos cuestionarios sobre supuestos prácticos.
Resultados:
El desarrollo del trabajo pensamos ha sido coherente con un modelo ético basado en principios (autonomía y justicia) y no en dogmas o recetas, permitiendo que el profesional sea protagonista de su decisión, desde la reflexión personal, el respeto a los derechos, y el trabajo en equipo. La guía, por un lado inicia e intenta garantizar el camino hacia la educación afectivo sexual y por otro trata de conseguir que los profesionales de la organización sigan los mismos criterios y actúen en armonía, permitiendo que la persona con necesidades de apoyo reciba la misma información y el mismo proceder de sus figuras de referencia del Centro. El reconocer la realidad "invisible" nos obliga a dar respuestas a esas necesidades, a tomar decisiones y a garantizar derechos.
Para ello nos hemos basado en tres criterios:
- Número de ediciones llevadas a cabo desde la creación de la guía, abierta a los cambios que los trabajadores y usuarios-as han ido sugiriendo, o propuestos por la propia comisión; en total han sido 5 ediciones.
- Número de trabajadores y usuarios-as que conocen y comprenden la guía, respondiendo a supuestos prácticos. La guía es explicada a todos los trabajadores de nueva incorporación, y recordada cada dos años al resto; debemos tener en cuenta que nuestra organización cuenta con 200 trabajadores. La guía es explicada a los usuarios-as en los programas y talleres de educación afectivo sexual.
- Número de registros rellenados por los trabajadores-as, dando respuestas a las conductas afectivo sexuales que se producen. En la actualidad desde que se comenzó a implantar la guía (2010) llevamos un total de 140 registros.